Estudiante fue asesinada por robarle el bolso, pero el responsable quedo en libertad.


 

En un abrir y cerrar de ojos, la familia de Natalia Cortés, en el oriente de Cali, sufrió la pérdida de la estudiante quien era hogareña y estudiosa. Ella murió a manos de un joven en lo que sería un atraco callejero. 


La Policía detuvo a quien sería el responsable del asesinato, pero quedó libre en la noche del jueves por un trámite judicial. El viernes volvió a ser detenido. 

 El caso trágico ocurrió un día después del asalto a la medallista olímpica Jackeline Rentería cuando iba con su bebé y su esposo en un carro por el sur de la ciudad. Los sueños de Natalia Cortés eran ser productora audiovisual digital y estudiar sicología. Le gustaba leer textos como los del neurólogo y filósofo Viktor Frankl: "Entonces percibí en toda su hondura el significado del mayor secreto que la poesía, el pensamiento y las creencias humanas intentan comunicarnos: la salvación del hombre solo es posible en el amor y a través del amor".

 
Pero se le cruzó un hombre que, en cuestión de segundos, le quitó a su amada familia la alegría de su nobleza como cuando expresaba que si algún día faltaba le gustaría donar sus órganos para salvar vidas.  

El sábado había celebrado el cumpleaños al compartir una torta con la abuela, la mamá, las tías y el novio. Jugaron bingo y rieron. El lunes salió con una amiga pero a las 10:00 de la mañana estaba en casa. 

Estudiaba en el Centro Tecnológico Industrial del Sena. En estas semanas iba a prácticas en una fundación especializada en la salud de niños. A las 5:40 mañana del miércoles salió de su casa en el barrio Los Lagos, en la comuna 13. 

La mamá la estaba acompañando a buscar el transporte que la llevaría del oriente al sur de la capital del Valle del Cauca. Cerca del paradero se le acercó un joven por detrás que la agarró y gritó que soltara lo que llevaba. "A mi chiquita, no", dijo la mamá.

 
El asaltante se quería llevar la maleta de Natalia, pero apuntó el arma de fuego y disparó. La joven fue llevada al hospital Carlos Holmes, pero la remitieron de inmediato a la clínica Valle del Lili. Unas horas después, los médicos le dijeron a la familia que era algo irreversible y murió debido a la herida en la cabeza. 

Sandra Cortés dice que se hizo la voluntad de su sobrina en la donación de órganos. "Natalia era noble, escuchaba noticias, pensaba en los demás, decía que si algún día ella no estaba, donaría sus órganos para salvar vidas. Se le cumplió su voluntad. 

Eso es satisfactorio que se haya servido a personas que estaban en espera y pudieron salvarse por medio de mi sobrina". 

Un seguimiento de Policía llevó hasta unos apartamentos, que estarían abandonados, donde detuvieron a un joven que ya tenía otra ropa. Tampoco portaba el arma de fuego. 

En la noche, ante un juzgado no se dictó medida de aseguramiento porque se presentó un enredo en el trámite legal de captura. La familia espera justicia para que el crimen no quede impune. No olvidará a Natalia, a quien le gustaba la frase del escritor nadaísta Gonzalo Arango: "A veces soy feliz, especialmente cuando amo. 

Dejo que la vida me pase por los ojos y me deje existir con una pasividad que no hace resistencia al temor, ni a la idea de morir".